sábado, 1 de diciembre de 2012

Los funcionarios de la sanidad privada


Resulta curioso observar ciertas actitudes. Más bien observar ciertas incoherencias que, quizás debido a mi óptica, considere que no tienen demasiado sentido. En el caso de hoy hablo de los funcionarios que eligen para ellos y sus retoños la sanidad privada en lugar de la Seguridad Social. Una elección que nunca he tenido muy clara a qué es debida. Me parece curioso que uno cuando accede al estatus de funcionario (con todas sus consecuencias) pueda optar por elegir, en lugar de la sanidad publica, unos conciertos sanitarios ofrecidos por determinadas compañías privadas (ADESLAS, ASISA y DKV entre otras).

No llego a entender qué hace el Estado ofreciendo a sus trabajadores una sanidad privada. Ni lo entiendo, ni me parece nada coherente que se de la posibilidad de elegir a los funcionarios (que, en principio, van a ser los garantes de los servicios del Estado) entre si prefieren ser asistidos por la Seguridad Social o una entidad privada. Resulta realmente curioso.

Lo triste no es el “despropósito” del Estado (que lo permite y alienta) ni la disyuntiva que se le plantea al funcionario a la hora de escoger la sanidad por la cual quiere ser tratado. Lo realmente triste y preocupante es la gran cantidad de funcionarios que eligen ser atendidos por esas entidades privadas y huyen de la Seguridad Social como si la misma estuviera apestada. Una Seguridad Social que, a pesar de todos sus defectos, es una Sanidad excelente (con grandes medios tecnológicos y trabajadores). Una Sanidad que da mil vueltas a cualquier mutua privada a nivel de respuesta sanitaria en casos graves.

Cuando veo las últimas manifestaciones en contra de la privatización de la Sanidad en Madrid y el apoyo verbal que se da en mi Claustro a la misma me planteo algunas contradicciones. El observar que tres de cada cuatro de mis compañeros (funcionarios docentes) han elegido sanidad privada (alegando diferentes motivos) y ver cómo dicen que lo que está sucediendo con la Seguridad Social no tiene nombre. Que no se deben desmantelar los servicios públicos. Unos servicios públicos de los que ellos han huido con su elección de entidad sanitaria de referencia. Ligeramente incoherente a mi entender. Seguro que justificable por más de uno. En esta vida todo se puede justificar. Tan sólo hace falta ver a nuestro actual gobierno.

No le daría una mayor importancia a lo anterior (más allá de la incoherencia de muchos -un 80% de los funcionarios, según diferentes fuentes, eligen una mutua privada-) si no fuera por ciertas curiosidades. Curiosidades que van desde ir a Urgencias (de la Seguridad Social) con su mutua privada y que les atiendan. Algo que no debería ser. Si uno asume una mutua privada la asume con todas sus consecuencias. ¿No has escogido libremente? Pues que busquen la atención en sus maravillosos centros privados donde tendrán su cama individual y les harán todas las pruebas bastante más rápidas que en la Seguridad Social. Eso sí… las pruebas complicadas o si tienen mala suerte de tener una enfermedad grave que piensen en cambiarse. La mutua privada maravillosa no va a solucionárselo. Lo triste es dejarles hacerlo. Se merecerían que asumieran sus decisiones. Unas decisiones que, al permitir que se cambien una vez al año o cuando tienen problemas graves, se toman a la ligera. Cómo me gustaría verles en la tesitura de que no les atendieran en la Seguridad Social por su excelente elección. Lo han elegido libremente, ¿no?

Los servicios públicos son importantes. Son garantía de nuestro estado del bienestar. Pero intentar defenderlos cuando la mayoría de sus trabajadores huyen de los mismos es tarea harto complicada. Complicada a todos los niveles.

Creer en la Sanidad pública es usarla. Qué nadie nos intente vender o justificar milongas.


Publicado en XarxaTIC

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